lunes, 28 de marzo de 2011

Shanghai Baby


Contra la uniformidad, la diversidad.
Contra las restricciones, el fanatismo por la ausencia de límites.
Contra el igualitarismo, la jerarquía.
Contra las espinacas, los caracoles.
Salvador Dalí.

¡Bip, bip, bip, bip!, son las 07:00 de la mañana, suena el despertador como cada día de Lunes a Viernes. Lo apago, enciendo la luz, cierro los ojos y pienso 5 minutos más, creyendo que notaré la diferencia, cuando vuelvo a abrirlos no noto diferencia alguna, bueno si, hay una diferencia, en el despertador marcan las 07:15, ¡mierda!, ya voy tarde. Me ducho, me visto corriendo, paso a la cocina y ahí están, mis dos gatos, esquivandome como pueden para salir, me tropiezo con ellos y les regaño a la vez que me río, siempre hacen lo mismo. Al ver que no salgo de la cocina se acercan a mi maullándome y me persiguen por toda la casa sin parar de hacerlo. Los pobres sólo tratan de avisarme, “no te vayas”, “quedate con nosotros, serás mucho más feliz...”.

Bajo en ascensor al garaje y me voy al coche, está un poco destrozado, pero te lleva a todas partes y nunca te dejaría tirado. De camino al trabajo me cruzo con alguno al cual yo le retiraría el carné de conducir, pero ya se sabe que la Civil sólo está para multar a quien va 5km/hora por encima del límite establecido.

Llego a la oficina, esa oficina dejada, abandonada, tirada, soltada (cualquier cosa antes que construida, porque a quién se le ocurre...) en medio de la nada, en una vía de servicio, sin ningún tipo de distracción alrededor, no te vayas a perder y no subas a trabajar. Voy en el ascensor diciendo en silencio “no aprendes nada durante el fin de semana, siempre vuelves, llega el Lunes y vuelves”.

Saludo a los compañeros, me siento frente a mi mesa, y ahí está el puzle. Es un puzle horrendo, bastante monótono, siempre el mismo, y todos los días me lo encuentro deshecho encima de mi mesa. No queda más remedio, me pongo a la tarea, encajo unas piezas con otras de forma continua durante 7 horas, bueno a decir verdad eso era antes, ahora ya lo tengo tan visto que con 2 horas he terminado, el día que más mezcladas están las piezas, porque hay otros que no sé ni para que me molesto en ir a la oficina. El resto de las horas las pasas disimulando, haciendo como que haces algo, quitando y poniendo las piezas para que tus jefes crean que trabajas. Eso es lo más gracioso del chiste, estamos rodeados, no tenemos acceso ni posibles otros entretenimientos, que no te pillen haciendo algo que no tenga que ver con el puzle. Esto ocurre todos los días, cuando llega tu hora te vas a casa dejando el puzle terminado, pero algún duende toca cojones se dedica a destrozarlo por la noche y así tienes tarea para el día siguiente. Alienados que estamos.

Este es el resumen de mi vida laboral y profesional, todos los días cuando llego a casa pienso “¿pero qué demonios estás haciendo con tu vida?”, “deja el trabajo y dedicate en cuerpo y alma a tu verdadera vocación”. Entonces aparece Pepito Grillo y te pregunta “¿cómo pretendes pagar las facturas si dejas el trabajo, alma de cántaro?”. Agacho la cabeza, escondo la valentía en un rincón, y me dedico a mi verdadera vocación con el poco cuerpo y alma que me queda.

Algún día este pequeño esfuerzo habrá valido para algo, no volveremos a la oficina y romperemos los límites.

2 comentarios:

  1. Ay dios mio no se si eres lector, pero leerte me ha recordado al Boligrafo de gel verde, más o menos expresa un pensamiento muy parecido al tuyo per lo resuelve de otra forma. En fin mal que te pese, Pepito Grillo tiene razón...

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  2. Por cierto me había perdido la ultima linea, no creas que el protagonista del libro que te he dicho va tan desencaminado de lo que tu quieres hacer. Presumo que tu pasión es escribir, y taly como esta el mercado es muy dificil. Pero te recomendaria que te pasaras por la pagina del libro, Eloy Moreno trabaja como funcionario y escribio su novela, se la autopublico, se la autopromociono y gracias al boca a boca consiguió que tanta gente la leyera y la reseñara que Espasa se la ha publicado. Los sueños a veces no son excluyentes, de algún modo hay que pagar las facturas, te costará mas llegar a la meta, pero si lo deseas seguro que lo consigues. Ale y dejo y de ser pesadiña, pero ya le adverti a Sonia lo que pasaría si yo me metía por estos lares, ahora me vas a tener que sufrir en silencio, o a voz en grito da igual

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