jueves, 12 de mayo de 2011

Talento por descubrir.

Look at you, you bite your tongue
You don't know why or where I'm coming from
But in my head I'm close to you
We're in the rain still searching for the sun

You think that I want to run and hide
That I keep it all locked up inside but I just want you to find me
I'm not lost; not lost, just undiscovered
And when we're alone we are all the same as each other
You see the look that's on my face
You might think I'm out of place
I'm not lost, no, no, just undiscovered

Well the time it takes to know someone
It all can change before you know it's gone
So close your eyes feel the way I'm with you now
Believe there's nothing wrong

You think that I wanna run and hide
I'll keep it all locked up inside
But I just want you to find me
I'm not lost, I'm not lost, just undiscovered
And when we're alone we're all the same as each other
You see the look that's on my face
You might think I'm out of place
I'm not lost, no, no, just undiscovered

I'm not running
I'm not hiding
If you dig a little deeper you will find me

I'm not lost, not lost, just undiscovered
And when we're alone we're all the same as each other
You see the look that's on my face, you might think that I'm out of place
I'm not lost, no, no, just undiscovered


Undiscovered - James Morrison

¿Cuantas veces nos sentimos prejuzgados?, ¿cuantas veces somos etiquetados?, y ¿cuanto nos molesta este hecho?.

Hoy en día vivimos en un mundo desconfiado, competitivo, apresurado. No hay tiempo, ni ganas de conocer realmente a las personas, tampoco interés. Resulta más fácil etiquetarlas desde un principio por una corazonada, sexto sentido, cotilleo difundido, hecho puntual, función, cargo... etc.

¿Alguien siente que realmente se le conoce en los círculos que se mueve?, tal vez tu familia e íntimos amigos, pero ¿y en otros círculos?, por ejemplo, lugar en el que transcurre la mayor parte de nuestro tiempo, el trabajo, ¿nos conocen?, ¿nos valoran?, ya no los altos cargos para los cuales eres un número, pero tus superiores inmediatos, tus compañeros, los trabajadores a tu cargo, ¿alguien te conoce realmente? Por supuesto que no, y menos mal, en el ámbito laboral siempre es preferible dejar tu ámbito personal en la puerta. Pero ¿te conocen siquiera profesionalmente, o en un momento dado fuiste etiquetado y en eso te quedaste?.

No nos conocen, no nos valoran, con que tu trabajo esté hecho al final del día es suficiente. Somos robots que desempeñan una función, les da igual si sirves para un millón más de funciones, si hay todo un mundo de destrezas y habilidades por descubrir, si simplemente te necesitan para lo que te necesitan.

Luego existe esa “gran raza de seres superiores” que han conseguido llegar a ese “gran cargo” sabiendo mover sus fichas de pelotas, lameculos y lazos familiares y te reciben como lo que son, seres superiores de cargo medio, para los que eres un peón al que tratar como a un crío de 5 años, que hay que llevarle de la manita y explicarle las cosas despacito para que se entere. Y en ese momento te dan ganas estamparle tu experiencia, mucho más rica que la suya pero que ni se ha molestado en conocer, en la cara al pedazo de inútil que lleva 15 años haciendo lo mismo día tras día, al que si le sacas al mundo exterior se pierde porque no conoce otra cosa, y decirle que vuelva a tratar con ese paternalismo a su p.m.

Siento si me he excedido, pero creo que todo el mundo se ha encontrado y sufrido a este tipo de personas en algún momento de su vida. ¿los estoy etiquetando? Tal vez si, pero después de realizar un estudio muy riguroso sobre sus pautas de comportamiento. Total en España ésto lo sufrimos incluso en el Gobierno, pero este es otro tema.

El gran fracaso de esta sociedad que machaca al luchador, al que tiene talento, los deja atrapados en una cueva mientras sigue alzando a los inútiles, así nos va. Millones de buenos trabajadores, emprendedores, profesionales tratan de conseguir ser respetados día tras día, ser reconocidos, descubiertos.

Informados quedan todos los que pertenecen a esa “gran raza de seres superiores” que hay otra raza de gente con talento, aptitudes, destrezas y habilidades que vienen pisando fuerte, que ya no se conforman, que quieren ser descubiertos, y que a falta de un descubridor se descubrirán ellos mismos y vencerán. El conformismo será vencido.

Yo no estoy perdido, simplemente no he sido descubierto.

martes, 3 de mayo de 2011

Esos pequeños especímenes.

Soy un gato, aunque todavía no tengo nombre. No sé
donde nací. Lo primero que recuerdo es que estaba en un
lugar umbrío y húmedo, donde me pasaba el día
maullando sin parar. Fue en ese oscuro lugar donde por
primera vez tuve ocasión de poner mis ojos sobre un
espécimen de la raza humana.
Hay que decir que entre los de nuestra especie
se da por sentado que el primero que halla algo
abandonado, ya sea la cabeza seca de una sardina o las
tripas de un mújol, adquiere de inmediato el derecho a
zampárselo. Cuando alguno de nosotros hace caso omiso
de esa regla y se apropia de lo que no es suyo, entonces
es incluso lícito recurrir a la violencia. Sin embargo, éste
es un concepto que se les escapa a los humanos. De
hecho, tengo comprobado que cada vez que encontramos
algo bueno que llevarnos a la boca, invariablemente
viene un humano y nos saquea. Confiados en su fuerza
bruta, los humanos nos roban sin ningún tipo de pudor
las cosas de comer que por derecho nos pertenecen.
Pero les juro que los humanos no se saldrán con la suya
eternamente. Tenemos que ser pacientes. Llegará un día,
y espero que no tarde mucho, en que los gatos
dominaremos el mundo.


Soy un gato – Natsume Soseki


Qué escribir cuando no tienes nada que decir, cuando te sientes vacío. Vacío y contra el mundo. Contra la sociedad, el país. Pero aún así sigues vacío o sin ganas de gritar, de soltar a los cuatro vientos que estás en contra del mundo, pero no vacío, eso nunca.

Qué decir cuando miras a tus gatos, ahí están, durmiendo apaciblemente con una sonrisa en la boca. Despreocupados de todo y de todos, bueno no, miento. Mis gatos tienen un radar e incluso cuando más profundamente dormidos parecen, si muevo un sólo átomo de mi cuerpo se despiertan y me siguen. Aquí también miento, no me siguen, me persiguen, no dan tregua, allá donde yo vaya ellos irán conmigo, metiéndose entre mis pies, intentando una y otra vez que acabe en el suelo. Persecución y zancadilla continua. Creo que es un complot, quieren librarse de mi y quedarse con mi piso en herencia, para de esta manera poder recorrer libremente la casa, en todos los niveles, poder trepar, saltar, corretear...

Mis gatos quieren poseer mi casa, porque a mi ya me poseen, un maullido es una orden, una solicitud de caricia y me tienen a su entera disposición. Se suben en mis piernas y me miran directamente a los ojos con esos interrogantes ojos azules, tiernos a la vez, pidiendo atenciones. Pegan su nariz a la mía y maúllan. Un maullido corto, exacto y perfecto, han dicho exactamente lo que querían decir y yo no puedo parar de reír.

En ese preciso instante sabiendo que han cumplido con su misión, se acurrucan en mis piernas con un intenso ronroneo y vuelta a dormir. Lo han dejado bien claro, yo les pertenezco, mi casa les pertenece, se merecen cariño y atención, a cambio nunca me abandonarán, me seguirán donde quiera que vaya y cuando no tenga nada que decir y me sienta en contra del mundo me arrancarán una carcajada, me harán sentir un profundo amor y cariño por quién nunca nos hace estar en contra. Mis gatos.